Hace algunos meses, cuando apenas gateaba este blog , publiqué un post-reseña sobre las mágicas experiencias que tuve durante mi segundo viaje a Santiago de Cuba.
Hablé de la calidez de esa ciudad, de sus habitantes y de la majestuosidad arquitectónica que me dejó literalmente boquiabierta más de una vez.
Días atrás la hospitalaria urbe de Cuba vuelve a ser noticia, y tristemente de las que no entran en el catálogo de las buenas nuevas.
Santiago quedó muy afectada por Sandy, un huracán categoría dos que a su paso, además de pérdidas humanas y daños materiales, dejó un mal sabor en toda la Isla precisamente por esas razones.
Pero, como dijeran algunos colegas, Santiago es Santiago y ha sobrevivido heroicas páginas, hecho que confirma a como una más de esas epopeyas superadas e inscritas en ejemplares históricos, donde también figuran el Moncada y la Clandestinidad, por solo citar dos dignos ejemplos.
Santiago se recupera ágil e implacable, cual típica ciudad de este país.
Tengo la certeza de que en breve otros jóvenes quedarán literalmente boquiabiertos, como yo, ante la majestuosa belleza de la Capital del Caribe.
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